martes, 19 de junio de 2012

Del Enebro

UN RESCATE A LO GRANDE






Soy una enamorada de los cuentos tradicionales que no han pasado por censura de ningún tipo; ni religiosa, ni moral, ni social y mucho menos educativa. Creo firmemente en que si modificamos aquello que no nos parece políticamente correcto estamos haciendo con este tipo de relato, lo que los compañeros de clase hicieron con Jüll. Por estas razones y muchas más que no voy a enumerar ahora, es que estoy emocionada después de leer Del Enebro. Un cuento rescatado de la versión de 1812 de los Hermanos Grimm. Un relato duro, cruel, y maravilloso donde la justicia triunfa para que podamos tener la certeza de que antes o después ningún crimen queda impune.
El niño, blanco como la nieve y encarnado como la sangre es maltratado cruelmente por una madrastra que quiere que toda la herencia de su marido quede para la hija de ambos. Y sin pensarlo dos veces decapita al niño a cambio de una manzana que el pequeño nunca llega a comer. Pero la perversidad de esta mujer es tan grande que quien cuenta el cuento solo puede justificarla con la presencia del maligno en sus entrañas porque para tapar la ejecución de la criatura, hace creer a su niña que es ella la que decapita a su hermanito al darle una colleja.
El canibalismo también está presente en esta historia, el padre que sin saberlo se come al niño en un estofado y a medida que lo hace se siente bien, como si ese guiso fuera, dice: solo para él. Y es que es parte suya y de su primera mujer lo que está ingiriendo. Hay un regreso al principio de todas las cosas. A la semilla inicial, al deseo de tener un hijo, de perpetuarse. En cierta forma al comerse al niño lo está acunando, protegiendo, acogiendo en un abrazo perpetuo.
Y también vuelve el niño al seno materno cuando su hermana, que no para de llorar al creerse su asesina, recoge sus huesitos y los lleva bajo el enebro donde está sepultada su madre que aplaude feliz.
Entonces ya está todo listo para el momento mágico que dé paso a la justicia.
De los huesos surge como un ave fénix un pájaro que canta reiteradamente una canción. Y con ella, recoge todo aquello que necesita. Un obsequio para su padre, otro para su hermana, y el arma con la que aniquilará a su malvada madrastra a la que él llama Madre.
Tiene un final feliz y abierto. Una trama ágil llena de horror, sangrienta, sedienta de ambición donde el afecto parece perderse o reservarse para el principio y el fin.
Editado con un gusto exquisito, esta joya está pensada para ser disfrutada no solo a través de la lectura sino del tacto, la observación y el deleite de un objeto diseñado para ser querido y venerado. La edición incluye también la versión en alemán.
Y ahora qué hacemos con este relato cruel. ¿Lo leemos en nuestras sagradas aulas donde el parricidio, el odio y el asesinado no queremos dejar entrar? ¿Cambiamos algunos párrafos para que todo sea más bonito? ¿Nos horrorizamos al verlo escrito mientras miramos los informativos con niños usados como escudos en algún lugar del mundo?
No quiero caer en la tentación de obligaros a tener en casa un ejemplar de este libro. No sería democrático. Pero si os gustan los clásicos, amáis la buena edición y sois capaces de deleitaros con una ilustración que habla con un lenguaje detallista, provocador y muy cuidado, esta es una excelente oportunidad para hacer o haceros un buen regalo.
Ahora os dejo porque voy a releerlo, a re-mirarlo, a olerlo, a abrazarlo, a…todo. Porque es bello, porque es auténtico, porque vale la pena que esté en la cabecera de la cama para recordarnos que llámense madrastras o soldados, dictadores o maleantes las historias siempre se repiten. Que siguen habiendo muchos niños que por una manzana terminan degollados y hermanitas que lloran asesinatos que nunca cometieron.

Título: Del Enebro
Extraído del libro Zinder – und Hausmärchen (1812) de Jacob Ludwig & Wilhelm Kart Grima
Editorial: Jekyll & Jill
Ilustraciones: Alejandra Acosta
Publicado: abril 2012


Para saber más sobre este libro: 



http://jekyllandjill.blogspot.com.es/2012/05/del-enebro.html